dejarnos al unísono

Estic llegint “Cada siete olas” de Daniel Glattauer. És la segona part de “Contra el viento del norte”. Són uns llibres d’aquells fàcils de llegir , entre altres coses perquè recullen una correspondència per e-mail, i que enganxen.

Em queden les últimes 8 o 10 pàgines del llibre, aquelles que et guardes per llegir  i assaborir tranquil.lament, per tenir el teu moment de despedida d’una personatges que han format part de la teva vida els últims dies.

M’ha agradat la descripció que fa un personatges d’una ruptura amorosa. Substituiré els noms per pronoms o punts suspensius, per si algú està llegint-lo, tot i que tampoc em sembla una part massa transcendent del llibre, no desvetllo cap gran misteri.

“Hace apenas una semana realizamos la hazaña de dejarnos al unísono, sin previo aviso y sin mencionar los motivos. Yo inicié: ” ….., creo que deberíamos…”. Ella completó:”…romper. Tienes razón”

Quedamos en paz, fracasamos juntos, de un modo rotundo, elegante, perfecto, “sincronizado”. Nos enseñamos nuestras decepciones, las amontonamos y las repartimos de manera equitativa. Cada uno tomó su mitad. Así fue como nos separamos.

Al despedirnos, nos abrazamos, nos besamos y nos dimos una palmada en el hombro. De este modo, sin decirlo, nos dimos “nuestro más sincero pésame”. Los dos lloramos, porque nos conmovían las lágrimas del otro. Fue como un entierro, como si hubiésemos perdido un pariente común. ¡Y lo perdimos! Sólo que lo conocíamos por distintos nombres. Para ella se llamaba confianza, para mí, ilusión”